La situación hídrica en la región sigue siendo tema central para el sector logístico y fluvial. En una reciente charla, el Ing. Juan Borus, referente del Instituto Nacional del Agua (INA) de Argentina, ofreció a Paraguay fluvial y logística y Magazine 360, un análisis técnico pero accesible sobre la evolución de los caudales del río Paraguay y el comportamiento climático que los determina. Sus palabras pintan un panorama de leve mejoría, aunque con múltiples desafíos por delante.
Primeros signos de recuperación
Según Borus, desde fines del año pasado se comenzó a registrar un incremento en la actividad lluviosa en el norte del continente sudamericano, especialmente en la región amazónica. Este fenómeno generó una descarga de humedad hacia el sur, beneficiando al Pantanal y a las nacientes del río Paraguay.
A fines de marzo y principios de abril, esta descarga se materializó en forma de crecidas modestas pero significativas, que mejoraron los niveles de agua en el Pantanal y aportaron al tramo medio del río Paraguay. Esto permitió que, por primera vez en mucho tiempo, se alcanzaran valores cercanos a los normales para la época.
La región nororiental del Paraguay, clave para la navegación
Uno de los puntos más sensibles, según destacó el ingeniero, es la región nororiental del Paraguay, en donde se encuentran cuencas fundamentales como las del río Apa, Aquidabán, Ypane y Jejuí. Las lluvias recientes en estas zonas fueron calificadas como “muy buenas”, ya que provocan un pulso positivo en el aporte al río Paraguay en su tramo medio, vital para la navegabilidad fluvial.
Aun así, Borus advierte que el tramo inferior del Paraguay —de Olimpo hacia su desembocadura en el Paraná— sigue con niveles bajos. Aunque en franca recuperación, aún se encuentra aproximadamente dos metros por debajo del promedio histórico para esta altura del año.
Incertidumbre climática: el nuevo escenario
Uno de los aspectos más inquietantes del análisis es la creciente imprevisibilidad del clima. Borus afirmó que las tendencias climáticas actuales son mucho más variables que hace 20 o 25 años. La dinámica ha cambiado tanto que hoy es difícil proyectar escenarios con más de dos meses de anticipación. Este nuevo contexto obliga al sector logístico y portuario a trabajar con escenarios múltiples y asumir riesgos con mayor frecuencia.
“La variabilidad climática regional es la manifestación más evidente del cambio climático”, dijo el ingeniero. Este fenómeno afecta directamente a las decisiones de operadores logísticos, prácticos, navieros y a toda la cadena de valor fluvial.
El comportamiento errático de las lluvias
Borus también destacó la erraticidad con la que se están distribuyendo las precipitaciones: a veces se concentran en ciertas subcuencas, mientras otras no reciben prácticamente nada. A esto se suma que, incluso cuando llueve, los suelos en varias regiones no logran recuperar su capacidad de retención de agua si los eventos no son frecuentes.
Un caso llamativo es el partido de Bolívar, en la provincia de Buenos Aires, donde más del 90% del territorio está actualmente inundado, contrastando con otras zonas donde los suelos permanecen secos a pesar de lluvias puntuales.
¿Una nueva normalidad hídrica?
La reflexión final del ingeniero Borus es clara: debemos acostumbrarnos a una nueva normalidad. La definición tradicional de “niveles normales” en los ríos ya no se ajusta a la realidad actual. El número de días con niveles normales de agua disminuye año tras año, mientras aumentan los períodos de aguas bajas o muy altas, sin transición intermedia.
Para la logística fluvial, esto implica un cambio de paradigma. Ya no se trata solo de monitorear los niveles, sino de planificar constantemente ante un contexto cambiante y, muchas veces, impredecible.
