Los logros del intercambio agroalimentario entre las dos superpotencias aparecen como un elemento de racionalidad y moderación en medio de la tensión.
Las exportaciones de soja de EE.UU a China alcanzaron un récord U$S 36.400 millones el año pasado, lo que significa que se expandieron por 2do. año consecutivo en el periodo post pandemia; y también que la demanda china es cada vez mayor, al tiempo que es evidente que la República Popular sigue cumpliendo sistemáticamente lo pactado con el gobierno de Donald Trump en enero de 2020.
El Consejo de Exportaciones de Soja de EE.UU” (USSEC) sostuvo que la demanda china está ya en el 2do. nivel más elevado de los últimos 5 años, y que las perspectivas en 2023 / 2024 son extremadamente alentadoras.
El dato Central del mercado chino de soja es que la industria de proteína animal se ha recobrado plenamente después de la epidemia de fiebre porcina, que diezmó en los 3 años previos su stock de animales, y redujo sus planteles en más de 400 millones de unidades.
La normalización del mercado de carne porcina ha implicado una extraordinaria recuperación de las importaciones de soja – que es el principal alimento de su población animal -, y que proviene fundamentalmente de EE.UU y Brasil – que se ha convertido en el principal exportador de agroalimentos en el mundo incluyendo la venta de soja-, y subsidiariamente de la Argentina y el resto del Mercosur.
China es el principal importador mundial de soja, y responde por más de 60% del intercambio sojero internacional; y en términos de valor es el comprador de más de la mitad del total de las exportaciones norteamericanas.
Conviene señalar que en los últimos 3 años las ventas del poroto a la República Popular prácticamente se han triplicado; y el resultado ha sido que China se ha convertido en el principal destino para las exportaciones agroalimentarias estadounidenses.
El año pasado las temperaturas extremas golpearon fuertemente al agro norteamericano especialmente en los estados del Medio Oeste, caracterizados como los integrantes del “Corn Belt” , (“Cinturón del Maíz”), que abarcan ante todo a Illinois, Nebraska, y Iowa, que es la “estrella agrícola de EE.UU”.
En los estados del “Corn Belt” la reducción de la tierra agrícola sembrada provocada por las altas temperaturas fue superior a un 1/3 en 2022; y esas temperaturas récord hicieron que la producción del ciclo 2022/2023 fuera la mitad del periodo anterior.
A pesar de eso, el complejo sojero norteamericano cree que la República Popular importará no menos de 98 millones de toneladas de soja en la etapa 2022/2023, lo que implica que retomará el nivel previo a la pandemia del Covid-19.
Es evidente que el intercambio comercial entre EE.UU y China es el “Gran Estabilizador” entre las 2 superpotencias, hoy en una situación de crisis y enfrentamiento que ha provocado una ruptura en las cadenas globales de producción por las que transcurre más de 80% del comercio internacional.
El choque entre EE.UU y China se ha convertido en la principal crisis de nuestra época, junto con la guerra de Ucrania; y se ha transformado en la causa fundamental del proceso recesivo que enfrenta la economía mundial en 2023 y 2024.
Frente a esto, los logros del intercambio agroalimentario –y en especial sojero- del vínculo entre las 2 superpotencias aparece como un elemento de racionalidad y moderación, que es precisamente el enorme significado que Juan Bautista Alberdi otorgaba al intercambio mundial como “el gran constructor de la paz” del mundo moderno.
China brinda ahora prioridad al aumento de la producción doméstica de soja, con el objetivo de estabilizar el nivel de importaciones en los términos del periodo 2022/2023.
Esto se debe a que el dato de fondo de la economía china es un alza fenomenal de la demanda de proteínas, tras haber dejado atrás la pandemia que duró 3 años. El Fondo Monetario Internacional estima que la economía china crecería este año +5.5% anual.
Por eso la República Popular espera ahora que la producción de soja doméstica aumente 15% / 20% anual o más en 2023/2024, lo que implica alcanzar a 19.48 millones de toneladas, que equivale a un auge de +18.8% anual; y todo esto se desplegaría en una superficie labrada de más de 10 millones de hectáreas.
Estos son los términos en que se presenta la cuestión de la soja en el primer importador mundial del producto que es la República Popular.
Fuente: clarin.com
