En el río Paraguay abundan barcazas fuera de servicio,
amarradas, semi hundidas, hundidas, varadas y algunas en proceso de desguace
para ser comercializadas como chatarras.
En un proceso de saneamiento de la flota ociosa y fuera de servicio, muchas con
leasing vencido, la Prefectura General Naval a través de una circular solicitó
a las empresas armadoras y propietarias de las embarcaciones presentar un
informe y plan de reflotamiento para las embarcaciones hundidas y varadas en el
mes de febrero. Poco se avanzó en tal proceso ya que ninguna barcaza fue
reflotada aún.
Sin embargo, la tibia presión de las autoridades competentes fue aprovechada por
avivados y con complicidad, incluso participación de miembros de las
instituciones reguladoras para aplicar una estrategia que afecta
fuertemente a la industria de la construcción naval de nuestro país.

Modus Operandi
En una investigación de Paraguay Fluvial con apoyo de importantes referentes del sector, hemos observado varias barcazas están siendo comercializadas para desguace, incluso sin documentaciones tanto estatutarias como legales ni comerciales vigentes ya que se encuentran sin bandera vigente, sin embargo, estas embarcaciones se “maquillan” en parajes o varaderos improvisados y clandestinos sin habilitaciones para la construcción o reparación naval y se proceden a fraguar su nacimiento como una embarcación nueva, con todo lo que administrativamente implica tal situación, es decir un nuevo barco lanzado al mercado por arte de magia sin muchos esfuerzos y con todo el riesgo que implica habilitar embarcaciones que no cumplen con todas las normas de seguridad para que naveguen en la Hidrovia Paraguay-Paraná.
Lo grave de toda esta situación es que las mismas autoridades, ostentando sus altas investiduras, se aprovechan de la situación para “ordenar” la realización de estas tareas ante la mirada impotente de los trabajadores honestos del rio.
“Nada se hace en el rio sin que la Prefectura sepa”, esto es algo que todos lo
sabemos, por lo tanto, o son cómplices
por acción u omisión. Aunque en varios casos se puede aseverar que son
cómplices por acciones directas. Solo es cuestión de que el Ministerio Publico
se interese e investigue las acciones de personas muy conocidas que intervienen
de forma descarada en el sector en la que debería regular y no competir.
Como si todo esto fuera poco, aparecen y renacen otras personas como lo es el caso de funcionarias públicas que manejan la prefectura y el instituto de enseñanza a su antojo, con tentáculos en todas las oficinas e incluso otras instituciones; dictan cátedras de como generar recursos informales siempre en desmedro de los armadores y tripulantes que desean trabajar y deberían contar con el respaldo de sus autoridades. Existen otros que crean un verdadero mercado persa de venta de títulos a navegantes o certificaciones a buques y embarcaciones.
Todo es posible / Nada es imposible, se le escuchaba decir a un empresario hastiado de la informalidad, todo depende de la profundidad del bolsillo.
Cuando el sentido común es rebasado completamente por el descriterio de
personajes caricaturescos como muy similares a Homer Jay Simpson, (el personaje
ficticio protagonista de la serie de televisión de dibujos animados Los Simpson)
cuya principal característica es la torpeza, pereza y permanentes pifiadas como
lo son algunos que ocupan circunstancialmente altos cargos en las instituciones
reguladoras, lastimosamente la institucionalidad se ha pierde completamente y
no queda otra que recuperarla sin importar las consecuencias.
Se tiene casos emblemáticos como las barcazas correntinas, las barcazas cuyos
propietarios de origen caribeño , las barcazas “reflotadas”, las barcazas
chatarras que no se desguazan, todos son motivos de investigación profunda por
parte del Ministerio Publico y la Contraloria.