Ahora se agrega un nuevo obstáculo no menor para los planes a futuro. La designación de nuevas autoridades en PDVSA casa matriz ha cambiado sustancialmente el mapa de relaciones de poder entre los funcionarios de Caracas y la filial en Buenos Aires.
La salida de Manuel Quevedo de la presidencia de PDVSA Venezuela (que internamente respaldaba el management actual en Argentina) y la llegada de Asdrúbal Chávez no hizo más que poner al descubierto la frágil situación en la que se encuentra hoy la petrolera, tapada de deudas, con importantes atrasos salariales y de cargas sociales, falta de pago a proveedores, cuentas bancarias embargadas, y con dos empresas en el país como lo son Petrolera del Cono Sur y Fluvialba que nunca fueron autosuficientes.
De hecho, hay salarios adeudados desde el mes de abril de este año y la empresa tuvo que inscribirse en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) para poder pagar parte de los sueldos.
Precisamente la falta de financiamiento propio siempre fue una limitación para esta gestión y para las anteriores. Se sumó en los últimos años el bloqueo de los fondos impuestos por Estados Unidos.
Frente a la imposibilidad de seguir recibiendo dinero desde PDVSA Bolivia, (investigada hoy por la causas de contrabando de dinero hacia la Argentina) los directivos de la filial en Buenos Aires viajaron en marzo a Caracas para pedir ayuda económica ante la debacle financiera que exhibe la empresa petrolera. Pero lo que parecía ser algo rápido y sencillo se convirtió en un dolor de cabeza, frente al arribo de nuevos interlocutores en Venezuela y ante la explosión del coronavirus en Latinoamérica.
En algún momento trascendió que la idea de Caracas es cerrar todas las filiales, incluyendo la de Argentina. También circuló la versión de reemplazar la plana mayor en ese país, pero nada de esto ha sido confirmado. «Vinieron a recibir la formalización del cierre que nunca antes habían recibido«, deslizó una fuente cercana a la petrolera.
En este escenario, donde el dinero ingresa a cuenta gotas, trascendió la posibilidad de vender activos en Argentina, pero no es tan simple de resolver. Quienes entienden en el tema aseguran que no sólo se necesita voluntad, sino no tener embargos ni juicios de ninguna clase. También se requiere tener cuentas bancarias disponibles para evitar realizar una operación en efectivo que conlleva un alto riesgo para todas las partes involucradas potencialmente. Además se necesita cerrar los ciclos operativos y administrativos, para lo cual se requiere mucho dinero (el bien más escaso).
En el último año PDVSA Bolivia se había convertido en un salvavidas financiero para los venezolanos en Argentina, pero esa ayuda se terminó cuando detuvieron en el aeropuerto de El Alto en suelo boliviano a María Palacios que, según declaró, «traía U$S 100.000 a la filial de Buenos Aires para pagar sueldos, viáticos y hoteles de todas las personas que están trabajando allá«. El gobierno boliviano justificó la detención argumentando que ese dinero era para cubrir los gastos del ex mandatario Evo Morales, quien fue desplazado en noviembre de 2019. Desde el gobierno interino de Jeanine Áñez, aseguran que la detenida tenía un vínculo laboral con Juan Ramón Quintana, ex ministro de la Presidencia durante el gobierno de Morales.
Palacios no pudo explicar de dónde obtuvo los 100 mil dólares que pretendía sacar de manera ilícita del país. Dijo que no declaró el dinero ante la Aduana porque temía que los funcionarios no la entendieran. En Bolivia, los ciudadanos pueden sacar sin registro hasta diez mil dólares.
La causa siguió con la intervención de las oficinas de Petróleos de Venezuela S.A. en Bolivia, en el marco de las investigaciones por el caso que fue denunciado como «contrabando de dinero hacia la Argentina«.
Desde entonces, la reputación en la filial argentina, o mejor dicho lo que se conoce comúnmente como imagen corporativa no se encuentra en los mejores niveles. Está claro que el marco de la pandemia no ayuda para despejar tanta incertidumbre. En Venezuela las operaciones no esenciales y actividades administrativas están completamente paralizadas, salvo algunas excepciones por orden presidencial. Las prioridades hoy parecen estar orientadas a la búsqueda de financiamiento externo para las actividades operativas internas que requieren de inyección de capital, como por ejemplo la producción de crudos convencionales en áreas tradicionales; o mejorar el sistema de refinación nacional para producir gasolinas.
Fuente: surtidores.com.ar