Lic. Carlos de Arrascaeta
(Editorial del Boletín Informativo Marítimo 19/20)
Esta semana, se reinició la navegación de barcazas en el Río Paraná -tramo compartido entre Argentina y Paraguay.
El río, está atravesando una de las más importantes crisis hídrica de su historia. Una bajante casi inédita prolongada en el tiempo y que dejó varado un importante volumen de carga, afectando no sólo el comercio fluvial sino también todo lo que hace a lo económico y lo social de la región con impacto en Argentina y Paraguay.
A partir de este martes, 110 barcazas, reiniciaron sus operaciones porque se lograron las condiciones necesarias para la navegación. Esta “Ventana 2”, como la llamaron los técnicos, es una repetición de lo realizado a fines de junio, cuando se liberaron más de 240 mil toneladas de producción.
Para que se dieran estas condiciones de navegabilidad se produjeron una serie de operaciones indispensables. Entre Brasil, Paraguay y Argentina se aseguró, en la última semana, un caudal medio de
8.000 m3/s desde Itaipú y Baixo Iguazú y en coordinación con la Entidad Binacional Yacyretá se acordó una mejora de caudal durante los días martes y miércoles de esta semana, sin que esto implique aperturas de vertederos.
Este accionar de los coordinadores, integrantes de los entes y buena voluntad de todas las partes fue fundamental para que esto que parece una simple actividad permita que la coordinación interinstitucional pueda ser llevado a cabo.
No es sencillo que tres países realicen sus evaluaciones estratégicas internas que involucran decisiones comerciales, generación eléctrica y operaciones económicas; todo en un marco donde la meteorología no parece querer jugar de este lado y sumado a las incertidumbres múltiples de esta pandemia.
Una vez acordados todos los pasos, se generaron las condiciones que permitieron que los convoyes fueran apostándose en el muelle sur de la esclusa de Yacyretá a esperar aquel caudal que les garantice la navegación segura por los pasos críticos, aguas abajo de la represa.
En estas situaciones quedan desnudas las postergadas necesidades de infraestructura para esta vía navegable.
Zonas de amarre para espera de convoyes en la entrada y salida de la esclusa y un mantenimiento sostenido del dragado y señalización reducirían en tiempo y darían mayor seguridad a la navegación en el tramo
compartido.
Con la mejora hidrométrica en el puerto de Ituzaingó, que se registró a la mañana del martes comenzó el movimiento que permitió el desplazamiento de más de 115.000 toneladas de producción que esperaba en los puertos de la margen derecha desde hacía ya varios meses.
La fundamental tarea que realizan las Cancillerías como así también las autoridades de recursos hídricos y de puertos y vías navegables de los tres países viene dando importantes frutos en medio de las dificultades que enfrenta el transporte fluvial.
A los esfuerzos de la diplomacia se le suma el compromiso de la Comisión Mixta del río Paraná como articulador con los organismos de ambas márgenes del tramo compartido y de las necesidades de los representantes de gremios, armadores, productores y capitanes; en definitiva, los usuarios afectados por la situación actual de la vía navegable.
Días atrás hablábamos con integrantes de la Comisión Mixta del Río Paraná (COMIP) quienes nos manifestaban su gran alegría por este gran logro.
La COMIP tiene por objeto el “estudio y evaluación de las posibilidades técnicas y económicas del aprovechamiento de los recursos del río Paraná en el tramo limítrofe entre los dos países, desde su confluencia con el río Paraguay hasta la desembocadura del Iguazú” (art. 1).
Dentro de ese espacio, el artículo 2 del convenio excluye de la competencia de la COMIP las facultades otorgadas a la entonces Comisión Técnica Mixta Paraguayo Argentina Yacyretá-Apipé, a quien sucedió en 1973 la Entidad Binacional Yacyretá.
El artículo 4 del Reglamento técnico-administrativo de la COMIP precisa que ésta es una organización internacional que goza de la capacidad jurídica necesaria para adquirir derechos, contraer obligaciones y realizar todos los actos necesarios para la obtención de sus fines.
Se la puede definir como una organización internacional, con competencia en un tramo fluvial y con capacidad para realizar estudios y evaluaciones sobre la posibilidad de aprovechamiento de los recursos del río Paraná.
Según informó la Prefectura Naval Argentina, quien tiene a cargo los operativos de esclusado, en el marco del cumplimiento de los protocolos de seguridad para la navegación, son 8 los remolcadores con convoyes que sortearon la represa y se dirigen con destino a los puertos del Paraná inferior, para procesar la carga o darle destino oceánico en otras embarcaciones.
Algunas reflexiones nos debemos después de estos operativos, que se viven como verdaderas jornadas épicas cuando en realidad lo normal debiera ser que la vía navegable funcione acorde a las necesidades de todo un sector que viene creciendo fuertemente y genera divisas y desarrollo para toda la región.
Las represas juegan un papel fundamental ante la escasez de agua, porque permiten la regulación de los
caudales que se erogan y sus embalses garantizan mayor calado y reducen la sinuosidad de la vía navegable.
El esfuerzo en territorio de parte de las Prefecturas Paraguaya y Argentina, y en particular de esta última en la transposición de la esclusa de Yacyretá, para diseñar y conducir la logística del paso seguro es fundamental para que se puedan aprovechar, e incluso optimizar estas “ventanas de agua”.
La voluntad y responsabilidad de las autoridades hídricas y de navegación de cada país representan un capital central en estos momentos el esfuerzo de coordinación en la operación de las represas y el esfuerzo de prefectos, capitanes, armadores y funcionarios no parece suficiente para encontrar una solución definitiva al problema de la interrupción de la vía navegable.
Claramente el camino seguro es la inversión en infraestructura, con un plan a mediano y largo plazo que garantice un horizonte, donde quienes estructuran sus negocios puedan contar con una herramienta eficiente ambiental y económicamente sustentable para el transporte de cargas.
Solo eso hará viable el crecimiento de los volúmenes de carga desde Paraguay y Argentina, así como la apertura de los puertos argentinos de Posadas y Santa Ana (Misiones) e Ituzaingó (Corrientes), con su consecuente aporte al desarrollo de la región.