El anunciado “paro natural” por parte de los empresarios del transporte público, nucleados en la CETRAPAM, volvió a encender la indignación ciudadana. Esta vez, la amenaza se da como presión al Gobierno para que libere el pago de subsidios al sector, en medio de un servicio que ya es duramente cuestionado por los propios usuarios.

Griselda Yudice, vocera de la organización de pasajeros OPAMA (Organización de Pasajeros y Pasajeras del Área Metropolitana), en entrevista con el programa Magazine 360, calificó de “ridícula” la amenaza del sector empresarial, considerando la realidad diaria que enfrentan miles de pasajeros.
“Todos los días sufrimos una regulada. Todos los días vivimos el mal servicio. No tenemos opción, no elegimos el colectivo en el que vamos a viajar, simplemente subimos al que venga, aunque esté abarrotado o se descomponga a mitad de camino”, expresó Yudice con firmeza.
El llamado “paro natural” fue presentado por CETRAPAM como una respuesta a la supuesta imposibilidad de continuar prestando el servicio sin el subsidio estatal. Pero para los usuarios, esta medida no representa una novedad, sino una continuidad de la precariedad que ya padecen diariamente.
“Nos quieren hacer sentir que ahora vamos a sufrir un pésimo servicio, pero lo cierto es que eso ya lo venimos padeciendo desde hace tiempo. Viajar colgados, esperar horas en paradas, subirnos a buses viejos y sin aire acondicionado es la regla, no la excepción”, remarcó la representante de OPAMA.
Yudice también cuestionó duramente al Gobierno, señalando que ni la administración actual ni las anteriores han asumido con seriedad el desafío de transformar el sistema de transporte público. Mencionó además la ausencia del viceministro del ramo en medio de esta crisis, quien se encontraba fuera del país mientras estallaba la amenaza empresarial.
“El viceministro estaba en Alemania, mientras aquí estallaba la amenaza de paro. ¿Cómo puede estar fuera del país cuando el sistema que debe administrar está al borde del colapso?”, cuestionó Yudice.
Otro de los puntos abordados fue el impacto del transporte público en la vida cotidiana de las familias trabajadoras. En muchos hogares, el gasto en pasajes representa una carga significativa y afecta directamente al acceso a derechos básicos como la salud y la educación.

“Una familia con dos hijos, un padre y una madre que trabajan, gasta mucho más en transporte. Y si encima hay que llevar a alguien al hospital, el problema se agrava. Perder un turno médico por una regulada es perder salud, perder dignidad”, sentenció.
Finalmente, la vocera de OPAMA apuntó a la raíz del problema: la falta de una política seria de inversión en transporte público. En su análisis, la crisis actual refleja la ausencia de planificación y de voluntad política para priorizar un sistema de movilidad digno.
“Obligamos a la gente a endeudarse para tener un auto, para pagar Bolt o Uber, porque el transporte público simplemente no funciona. Y todo colapsa: el tráfico, la infraestructura, la calidad de vida. Si el gobierno no entiende que invertir en transporte es invertir en desarrollo, seguiremos condenados a esta precariedad”, concluyó Yudice.
Mientras tanto, la ciudadanía sigue siendo rehén de una disputa entre el sector empresarial y el gobierno. Una disputa donde, una vez más, los más perjudicados son los que no tienen otra alternativa más que esperar el próximo bus… si es que pasa.