Estratégico para el transporte de mercancías, fuente de energía eléctrica para decenas de millones de personas y garantía de subsistencia mediante la pesca para miles de familias, el río Paraná tiene uno de los niveles más bajos jamás vistos.
El segundo río más largo de América del Sur, justo detrás del río Amazonas, y el octavo más largo del mundo, se está secando. Estratégico para el transporte de mercancías, fuente de energía eléctrica para decenas de millones de personas y garantía de subsistencia a través de la pesca para miles de familias, el río Paraná registra uno de los niveles más bajos jamás vistos con imágenes impactantes y creciente preocupación por los efectos. de los cambios climáticos en América del Sur.
La caída del nivel del río Paraná se ha vuelto tan dramática que afecta el transporte marítimo comercial, la generación eléctrica, la pesca, el turismo y el suministro de agua potable y riego. Los efectos se extienden incluso al cambio en la topografía, el suelo y la composición mineral del agua del río. Los expertos no saben si esto es parte de un ciclo natural o es el resultado del cambio climático.
Paraná está conectado al acuífero Guaraní, una de las mayores fuentes submarinas de agua dulce del mundo, y recorre más de 4.000 kilómetros a través de Brasil, Paraguay y Argentina. Se fusiona con los ríos Paraguay y Uruguay, formando el Río de la Plata antes de desembocar en el Océano Atlántico, entre Uruguay y Argentina. En el camino, se divide en varios brazos y forma los pantanos del Delta del Paraná en Argentina, alimentando muchas llanuras agrícolas. Si el curso principal del río sigue fluyendo, en su red de canales de riego, el resto queda seco con solo un 10% a un 20% de agua.
La parte navegable de Paraná es vital para Paraguay y Bolivia sin litoral. “No se ha podido navegar por Paraná desde abril. La mercadería debe ser transportada por tierra hasta el río Paraguay, lo que cuadriplica el costo ”, dijo a la AFP Juan Carlos Muñoz, director de la Asociación de Armadores del Río Paraguay. Cerca de 4.000 barcazas, 350 remolcadores y 100 portacontenedores esperaban que el río creciera. En mayo, Brasil abrió excepcionalmente sus presas para permitir que cientos de barcazas pasaran río abajo, pero desde entonces el nivel del río ha disminuido drásticamente. Las exportaciones de soja de Bolivia y las importaciones de diesel se vieron afectadas.
El caudal promedio de Paraná es de 17.000 metros cúbicos por segundo, pero ha caído a solo 6.200, justo por encima del mínimo histórico de 5.800 metros cúbicos registrado en 1944. Esto ha reducido a la mitad la electricidad generada por la central hidroeléctrica Yacyretá, que atraviesa el Paraná. Río entre Argentina y Paraguay. La planta suministra el 14% de la electricidad de Argentina. “El año pasado pensamos que tocaría fondo, pero este año empeoró”, dijo Marcelo Cardinali, gerente de planta.
El bajo nivel del agua afectó la capacidad de reproducción de los peces, dejando los arroyos aislados del río principal por bancos de arena y bloqueando los estanques donde normalmente depositarían sus huevos. Los arroyos secos expusieron montones de basura mientras el ganado comenzaba a pastar en las malas hierbas que aparecen en el fondo de los estanques vacíos.
“A medida que baja el nivel del agua, todos los productos químicos (mercurio, plomo) se concentran en la costa. Cuando el agua regrese, los peces que chupan lodo morirán. Vamos a ver un impacto enorme ”, dijo Ana Pirkas, residente de Goya, una ciudad de la provincia argentina de Corrientes que ha visto desaparecer su sector de turismo pesquero. Se implementó una prohibición de pesca de fin de semana para proteger las 200 especies de peces del río.
En Brasil, los datos del Operador del Sistema Nacional muestran que la situación en la cuenca del río Paraná es actualmente crítica y ha empeorado con la estación seca invernal en el centro de Brasil. Hay decenas de plantas repartidas por el cauce principal del río Paraná y los ríos que conforman su cuenca, como Paranaíba, Grande, Tietê y Paranapanema. La Cuenca del Paraná representa actualmente más de la mitad de la capacidad nacional de generación de energía del país.
El Comité de Seguimiento del Sector Eléctrico (CMSE), liderado por el Ministerio de Minas y Energía, recomendó la adopción de maniobras para mantener un caudal mínimo, como una forma de ahorrar agua para atender la demanda energética en los próximos meses. En la Central Hidroeléctrica Porto Primavera, en Rosana (SP), la reducción de caudal ya ha provocado la formación de islas en el lecho del río Paraná, comprometido la calidad del agua y la muerte de peces, según un informe técnico de la Companhia Energética. de São Paulo (Cesp).
La suspensión del transporte de carga en la Hidrovía Tietê-Paraná debería generar pérdidas de R $ 3 mil millones para el sector, afectando principalmente la producción agrícola, según el Sindicato de Agentes Aduanales. La vía fluvial Tietê-Paraná tiene una longitud de 2,4 mil kilómetros.
El tramo principal se encuentra entre São Simão, en Goiás, y Pederneiras, en el interior de São Paulo. Desde allí, las cargas se llevan en tren hasta el Puerto de Santos. En 2020, más de 2 millones de toneladas de cereales pasaron por la vía fluvial. En los primeros cinco meses de 2021, este volumen fue de casi 1 millón. Con la parada, la alternativa es utilizar carreteras y ferrocarriles, lo que debería incrementar el costo en un 20%.
Fuente: metsul.com
