China quiere dejar de depender de proveedores de carne de cerdo extranjeros como España y está construyendo gigantescos pocilgas verticales.
Este gigantesco edificio de 26 plantas no es la última colmena humana de una ciudad dormitorio, sino una pocilga vertical diseñada para criar cerdos de forma óptima. Animales que vivirán como seres humanos, alimentados con sistemas automatizados, limpiados de manera constante, y monitorizados con cámaras de alta definición por personal enfundados en uniformes que parecen salidos de la fábrica donde la NASA construyó el telescopio James Webb.
Como informa en un fascinante nuevo reportaje el New York Times, la granja Esta granja de hormigón está en Ezhou, una ciudad situada en el margen sur del río Yangtze. Según el diario norteamericano, es la granja más grande del mundo. Pronto, afirman, tendrá un edificio gemelo justo a su lado. En total, la granja criará 1,2 millones de cerdos todos los años.
Cómo funciona
China es el mayor productor de carne de cerdo del mundo, con una producción de aproximadamente 47,5 millones de toneladas según datos de 2021. La Unión Europea está en segunda posición, con 23,7 millones de toneladas. España es la primera potencia europea, con casi cuatro millones de toneladas de carne porcina producida principalmente en Cataluña, Aragón y Castilla-León.
La mitad de las exportaciones europeas van a China — unos cinco millones de toneladas — pero los asiáticos quieren dejar de depender de otros países por completo. Como su territorio agrícola es limitado, Pekín ha decidido promocionar la construcción de estas granjas verticales con las que poder alimentar a una población que consume más cerdo que cualquier otra en el planeta. Tanto que se comen el 50% de toda la producción mundial, del hocico al rabo.
La granja, construida por la empresa Hubei Zhongxin Kaiwei Modern Animal Husbandry, es estremecedora a primera vista pero increíblemente eficiente. Más allá del debate ético de criar a los cerdos en este tipo de entorno — ellos argumentan que es mucho mejor que otras granjas intensivas en el mundo — el edificio parece más una fábrica de consolas PS5 o iPhones que una pocilga, tanto por su limpieza como el equipamiento tecnológico. Cada planta opera de forma independiente de las otras y tiene un rol determinado en el proceso de crianza del animal, del embarazo de las hembras al último estado de su engorde antes del sacrificio.
Críticas
Los problemas de este modelo no son muy diferentes de la ganadería intensiva actual. Como apunta el New York Times, uno de los peligros potenciales es la posibilidad de la rápida transmisión de enfermedades. “Criar tantos cerdos juntos en una sola instalación hace que sea más difícil prevenir la contaminación”, afirma Brett Stuart, fundador de Global AgriTrends, una empresa de investigación del mercado agrícola. «Los granjeros de cerdos de EEUU miran las fotos de esas granjas en China, y simplemente se rascan la cabeza y dicen: ‘Nunca nos atreveríamos a hacer eso’. Es demasiado arriesgado«.
Al gobierno chino no parece importarle. Según el periódico neoyorquino, Pekín está apoyando activamente la construcción de estos edificios como una medida más para conseguir la independencia de los mercados globales, parte fundamental de sus planes para erigirse en una superpotencia mundial autosuficiente sin miedo a represalias de occidente contra su afán expansionista en extremo oriente, la represión interna y sus actividades limpieza étnica contra uigures, tibetanos y otras etnias.
Fuente: elconfidencial.com