“El sector hidrocarburífero quedó en una situación catastrófica tras el gobierno del Movimiento al Socialismo”, afirma el exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos al momento de explicar cuál es la situación del negocio más importante de Bolivia, que representa el 30% de los ingresos totales por exportaciones.
La producción de gas ya registraba una caída durante el gobierno de Evo Morales, y evidentemente no se ha recuperado en los últimos meses. “El Gobierno actual está chupando la mandarina amarga. Dicen que la producción de gas está bien, pero no es la realidad”, precisó Ríos.
Producción y exportación
Cuando Jeanine Áñez llegó a la presidencia de Bolivia -luego de la renuncia del entonces presidente Evo Morales- la producción del país, según el Centro Nacional de Información Hidrocarburífera, llegaba a 53,03 millones de metros cúbicos de gas diarios (MMm3/d). En diciembre de 2019 este resultado cayó a 44,68 millones.
Ya en 2020, en enero los pozos de gas arrojaron una producción de 51 MMm3/d. Para marzo las cifras cayeron a 39,3 MMm3/d. Desde ese mes las cifras no se actualizaron más. Los ingresos también bajaron. Al primer semestre, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior las exportaciones de gas llegaron a $us 1.089 millones.
La cifra es inferior a los $us 1.306 millones, registrados en el mismo periodo del año pasado, es decir, una caída del 17%, situación que se atribuye al comportamiento de la producción y venta de hidrocarburos en el mundo.
La producción de líquidos también se contrajo. En noviembre se extraían 49.833 barriles por día de petróleo crudo (BPD). En marzo la cifra cayó a 38.734 BPD.
Ríos se apresura a indicar que la caída de la producción no es culpa del actual Gobierno, pero debe trabajar en un diagnóstico certero para la próxima administración. “La demanda interna de Bolivia son 14 MMm3/d, entonces viendo la curva de producción se ve que en 2029 vamos a estar deficitarios en gas natural, estamos a nueve años de comenzar a importar gas natural”, explicó.
Sobre el tema, el ministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, indicó que con las empresas petroleras se está trabajando en un plan de reactivación. Y es más, aseguró que se viene una nueva ley de hidrocarburos más abierta para la inversión.
Y si bien los ingresos bajaron, los gastos operativos en la petrolera, subieron. El dirigente de los trabajadores petroleros de La Paz, David Paredes, sostuvo que antes de la llegada de la nueva administración la estatal contaba con 6.500 funcionarios en todo el país. Pero actualmente esta cifra se incrementó a 8.000 operarios, la mayoría, personal administrativo.
Enderezar el rumbo
Si bien era previsible una caída en los ingresos debido a la poca producción y a los bajos precios, según el experto en hidrocarburos, Hugo del Granado, “se esperaba que este Gobierno, pueda enderezar el rumbo equivocado que había tomado la política petrolera en la administración de Evo Morales”. Para él, desde el comienzo de su gestión, el Gobierno lanzó ‘declaraciones exitistas’, igual que el anterior régimen.
Por ejemplo, explicó que a comienzos de año, YPFB anunció el descubrimiento de gas en dos nuevos campos: Sipotindi y Yarará, y que iban a entrar a producción en el mes de abril, pero en cambio, según Del Granado, estos proyectos serán cerrados. “Informaron que iban a perforar 19 pozos. Luego que había noticias interesantes del pozo Jaguar, dos meses después Shell lo abandonó porque no era comercial”, detalló.
Desde el sector privado, el diagnóstico tampoco es optimista. Claudia Cronenbold, presidenta de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE), dijo que en estos meses no se avanzó en ningún aspecto del negocio. Sostuvo que hay buena voluntad, pero el escenario general, de bajos precios y pandemia, hacen que la situación se deteriore. “El sector está con dificultades para realizar inversiones; que están en su nivel más bajo. Hay un escenario global difícil, pero no hay ninguna reacción para atraer inversiones”, afirmó.
Cronenbold es consciente de que quizás por el carácter transitorio del Gobierno es complicado tomar decisiones estructurales, pero sí cree que se pudo destrabar la burocracia, pero no ocurrió.
El empresario del sector, Carlos Delius, dijo que la única tarea del Gobierno era administrar lo mejor posible YPFB, lo que no cumplió.
“Se tenía que aplicar torniquetes, el sector se desangra. Pero no se hizo nada”, sostuvo.
Mientras Ríos señala que el Gobierno de transición debe dejar lineamientos e insiste en que prima el factor político y no el técnico.
En eso coincide Del Granado que también aseguró que la herencia del MAS fue desastrosa, porque se priorizó en el desarrollo de proyectos antes que en la exploración: el corazón del sector.
El especialista Bernardo Prado dijo que es complicado evaluar las políticas hidrocarburíferas porque el tiempo es corto. Pero, observó los diferentes casos de corrupción y la falta de transparencia.