A la cancelación de reservas, ahora se suma la negativa de sindicatos portuarios de atender buques mercantes rusos
Las cadenas de suministro que sacudieron la economía mundial durante la pandemia están desencadenando otra sacudida, ya que los esfuerzos por cortar el comercio con Rusia ponen a prueba recursos que van desde el fertilizante necesario para los cultivos y el paladio para la fabricación de automóviles, hasta el petróleo que se utiliza para producir casi todo.
De acuerdo con Bloomberg ya hay indicios de que las líneas de suministro se están deshaciendo de nuevo a medida que el bloqueo económico impulsado por las sanciones aumenta la dependencia del Presidente Vladimir Putin de la producción nacional e impide que las empresas rusas lleguen a los mercados y a los inversores en el extranjero.
Las líneas navieras están cumpliendo un papel clave en este cerco económico, ya que casi todas las 10 mayores- con la notable excepción de la china Cosco Shipping- y que son responsables de movilizar alrededor del 80% del comercio mundial, han dejado de aceptar reservas de carga rusa y los puertos. Desde Europa hasta EE.UU., están rechazando los buques procedentes de ese país. Algunas empresas están optando por auto sancionarse negándose a comprar productos rusos, aunque siga siendo legal hacerlo.
Evidentemente las consecuencias se extienden más allá de Rusia y Ucrania, y Maersk, advirtió a sus clientes de que «el impacto es global y no se limita al comercio con Rusia». La línea naviera suspendió también las nuevas reservas ferroviarias intercontinentales, tanto hacia el este como hacia el oeste, entre Asia y Europa.
Sumándose a las políticas de las líneas navieras, varios de los mayores transitarios del mundo han suspendido sus servicios a Rusia, alegando las crecientes restricciones impuestas por las líneas navieras y aéreas, que están cortando el acceso del país a las rutas comerciales mundiales, tras la invasión de Ucrania por parte de Moscú.
Kuehne + Nagel, y DB Schenker, avisaron a sus clientes sobre la suspensión de los envíos desde y hacia Rusia por aire, tierra y mar. DSV A/S, además suspendió las entregas a Bielorrusia, aliada de Moscú: «Sabiendo que la decisión de hoy de suspender el transporte hacia y desde Rusia y Bielorrusia aumentará la interrupción de la cadena de suministro y la complejidad para nuestros clientes, queremos subrayar que… estamos haciendo todo lo posible para aliviar los efectos negativos de estas medidas en la cadena de suministro», declaró DSV el 3 de marzo.
DHL, una unidad de Deutsche Post AG , por su parte, ya había interrumpido anteriormente la manipulación de envíos entrantes para Rusia.
Freightos en un informe del 3 de marzo indicó que el desvío de los envíos de carga marítima a otros puertos «ya está provocando congestión en los puertos de origen en Europa y en otros lugares, lo que posiblemente provoque un aumento de las tarifas en estas vías», dijo la empresa.
Sindicatos portuarios se suman al boicot
Por su parte, los sindicatos de estibadores de Canadá, EE.UU. y Australia han tomado las medidas por su cuenta o están pidiendo a sus gobiernos que rechacen la entrada de buques mercantes rusos, tras la decisión del Reino Unido de hacerlo como parte de una creciente serie de sanciones contra el régimen de Vladimir Putin.
Paddy Crumlin, presidente de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF, por su sigla en inglés) aseguró que «los trabajadores de todo el mundo se muestran desafiantes en oposición a la invasión rusa, incluyendo a miles de trabajadores portuarios que muestran su solidaridad con el pueblo de Ucrania y su desprecio por la agresión de Putin».
Un ejemplo de esta acción corrió por cuenta del International Longshore & Warehouse Union (ILWU), basada en San Francisco, dijo que sus miembros «no cargarán ni descargarán ninguna carga rusa que entre o salga de los 29 puertos de la Costa Oeste de EE.UU».
Los trabajadores portuarios del Reino Unido anunciaron a finales de la semana pasada que sus miembros se negarían a cargar y descargar buques de propiedad o controlados por Rusia en los puertos británicos. En Australia el sindicato que representa a los trabajadores portuarios y a la gente de mar busca replicar la medida. El Sindicato Marítimo de Nueva Zelanda y el Sindicato de Transporte Ferroviario y Marítimo entregan cartas de protesta a los capitanes de los buques pertenecientes al Registro de Buques de Rusia y de propiedad rusa que arriban a los puertos del país.
De acuerdo con la ITF hay unos 1.522 buques de más de 500 toneladas brutas pertenecientes al registro ruso, la mayoría de los cuales son portacontenedores, graneleros y tanqueros, según las bases de datos de que dispone el sindicato internacional. Además, unos 200 buques no tienen bandera rusa, pero están registrados a nombre de armadores efectivos en Rusia.
Por MundoMarítimo