Durante el año pasado, 2,7 millones de personas murieron a causa de accidentes y enfermedades laborales y 7.000 profesionales sanitarios fallecieron por la pandemia, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo.
Más de 2,7 millones de personas murieron el año pasado en el mundo a causa de accidentes y enfermedades laborales, a los que hay que sumar los 7.000 profesionales sanitarios que fallecieron por la pandemia, de forma que el número anual de muertes por siniestralidad laboral superó en 2020 a todas las muertes por COVID, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicado este miércoles con motivo del Día Mundial de la Seguridad Laboral.
De los 7.000 profesionales de la salud que fallecieron en 2020 por causa del COVID, 21 de ellos eran españoles, y sus muertes se produjeron principalmente en los primeros meses de la pandemia, en los que, según la OIT, la exposición al riesgo fue más acusada por las carencias de los sistemas preventivos en el ámbito sanitario y por la falta de equipos de protección individual adecuados.
La OIT advierte de que 137 millones de profesionales sanitarios en todo el mundo están expuestos a enfermar de COVID y que el 14% del total los contagios mundiales corresponden a personal sanitario.
«Los daños a la salud provocados por la pandemia y por la crisis sanitaria y sus impactos en la economía y el empleo han ido más allá de los daños provocados por el COVID», apunta la OIT.
La institución advierte de que el personal sanitario y de emergencias, así como los trabajadores esenciales, se han enfrentado a muchas situaciones «extremas» de estrés, y que el aumento de la carga de trabajo, la prolongación de la jornada laboral y la reducción de los periodos de descanso «se han convertido en la norma durante la crisis».
El informe de la OIT revela que uno de cada cinco trabajadores sanitarios de todo el mundo, cerca de 30 millones, han sufrido síntomas de depresión y ansiedad durante la pandemia.
Además, el informe señala que, aunque el teletrabajo ayudó a contener la expansión del virus y a mantener la actividad, ofreciendo a los trabajadores mayor flexibilidad, también «ha dificultado la delimitación entre horario laboral y vida personal, no respetándose el derecho a la desconexión».
La OIT avisa asimismo de que la pérdida temporal o definitiva del empleo y la exposición laboral a los contagios han tenido un «enorme impacto psicológico», provocando «serios daños mentales por haber perdido el empleo o por miedo a perderlo, o por temor a contagiarse en el puesto de trabajo o en los trayectos para ir y venir del trabajo».
«En definitiva, el mundo del trabajo y con él toda la sociedad ha quedado psicológicamente lesionada», resume la OIT, que pide fortalecer los sistemas nacionales de seguridad y salud en el trabajo (SST) con el fin de anticiparse a los riegos frente a futuras emergencias sanitarias.
Según la OIT, es necesario mejorar las políticas de seguridad y salud en el trabajo a escala nacional, así como los correspondientes marcos institucionales y normativos, y facilitar su integración en las medidas de respuesta frente a las crisis.
«El Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo nos recuerda por qué tenemos que tener sistemas de seguridad y salud fuertes y por qué debe haber respuestas internacionales a las crisis debidamente integradas. Estos sistemas han sido la base de nuestra respuesta a la pandemia. Invertir en ellos será esencial si queremos estar preparados frente a futuras crisis», ha señalado Guy Ryder, director General de la (OIT).
Autor: Europa Press