Ante el fracaso de una dragadora china en trabajos de calado en la zona portuaria de Barranquilla, las autoridades colombianas tomaron rápida acción para poner fin a las pérdidas de 400 mil dólares diarios. Convocaron de urgencia a la empresa belga Jan de Nul para solucionar el problema de profundización del canal de acceso. Revés duro para la reputación china en el sector y una meritoria reacción de los colombianos en defensa de sus intereses.
La zona portuaria de Barranquilla, Colombia, tiene una alta dinámica de sedimentación, lo que le ha llevado a una parálisis de las operaciones porque el calado se encontraba a 6,7 metros.
En esa zona, venía operando la draga china Hang Jun 5001, cuyo trabajo formaba parte de un convenio firmado entre la Financiera de Desarrollo Territorial, una entidad estatal encargada de aportar recursos para proyectos en las regiones, y Cormagdalena, la entidad regional encargada de recuperar la navegación y la actividad portuaria.
Se ejecutaba así un convenio mediante el cual se contrató al consorcio Shanghai-Ingecon, integrado por la firma china CCCC Shanghai Dredging Co (propietaria del 70%) y la colombiana Ingecon S.A. (30%).
El objetivo del contrato, por más de nueve millones y medio de dólares, era remover 1.865.000 metros cúbicos de sedimentos para alcanzar un calado mínimo de 10,2 metros, y así facilitar la operación de los barcos en el canal de acceso del puerto de Barranquilla.
El primer mes los directores de Cormagdalena anunciaban que la draga China había logrado remover un total de 213 mil metros cúbicos de sedimentos, lo que había permitido recuperar la navegabilidad en el canal de acceso al puerto.
Pero muy pronto y “argumentando problemas atmosféricos, la furia del viento y la dificultad que presentaba el oleaje”, el consorcio liderado por CCCC Shanghai Dredging Co comenzó a quebrantar sus compromisos. Esto obligó a restringir el tamaño de los buques que podían operar, con el fin de evitar accidentes.
Las cosas fueron empeorando al punto de que las autoridades informaban que los inconvenientes en ese puerto generaban una pérdida de unos 400 mil dólares diarios, lo que afectaba enormemente la competitividad de Barranquilla.
Ante las incesantes quejas de sectores navieros y de los dirigentes políticos, para quienes el consorcio chino no cumplió con el contrato, y ante lo que podría ser la parálisis de uno de los puertos más importantes de Colombia, la Alcaldía Distrital de Barranquilla sancionó el Decreto 0135 de 2021 que estableció «la calamidad pública por la crisis del canal de acceso».
Ante esta situación, Cormagdalena anunció que convocaron de urgencia a la compañía belga Jan de Nul, quien de inmediato envió desde Jamaica su draga Taccola para ponerse al frente de la obra y remover cerca de 140 mil metros cúbicos.
Este buque tiene una capacidad de dragado de 4.400 metros cúbicos, y una profundidad máxima de dragado de 28.5 m. Cuenta con una eslora de 95,3 metros y un calado en carga de 7,3 metros.
Según los entendidos, el Magdalena, es uno de los ríos con mayor carga de sedimento en el mundo. Por lo tanto, la tarea no puede dejarse en manos de empresas que no tengan el soporte técnico necesario.
En términos geopolíticos y en el ámbito de las competencias en el sector naviero y sobre todo del dragado, esto representa una gran derrota para las empresas chinas, dado que no es el primer caso de incumplimientos contractuales en el sector.
En septiembre de 2015, un consorcio formado por Shanghai Dredging Corporation y Servimagnus SASDC do Brasil/ Servicios Marítimos LTDA, comenzó los trabajos de dragado y balizamiento de los Canales a Martin García del Río de la Plata, entre el kilómetro 37 (Barra del Farallón) y el Km 0 del Río Uruguay.
El objetivo era lograr los 32 pies (9,75 mts) al cero de marea, más dos de revancha bajo piso. El consorcio chino obtuvo la obra luego de una compulsa internacional y al cotizar el trabajo en u$s 12,5 millones, un precio bastante por debajo de los demás oferentes, y tenía un plazo máximo de 225 días para su culminación.
El consorcio adjudicatario recibió los canales con un calado promedio de 30 pies, y ocho meses después del inicio de las tareas, las condiciones habían empeorado, según un informe de www.cronista.com
Estos hechos y más aún el reciente caso de Barranquilla, representan una gran derrota para las pretensiones chinas que, se sabe, está dispuesta a seguir ganando injerencia es sectores estratégicos de la economía regional.
El segundo hecho importante de esta noticia del quiebre contractual con una empresa china para contratar a la belga Jan De Nul, es la implacable reacción de las autoridades colombianas para cortar de raíz un tema que, de continuar, pondrá en mayor riesgo la competitividad de su puerto de Barranquilla, lo que se traduciría en enormes pérdidas económicas para el país.