Paraguay concentra una gran cantidad de embarcaciones que hoy en día orillan las 3.000 entre barcazas tanto de carga seca, caga liquida y las de transporte de contenedores, buques tanques y remolcadores, lo que lo convierte en la tercera mayor flota fluvial de embarcaciones a nivel mundial
Anualmente la Prefectura General Naval renueva los certificados de estas embarcaciones que requiere de una inspección exhaustiva antes de emitirlas, incluso la salida a seco en algún astillero de ser necesario que permita realizar las inspecciones que a su vez arroje una evaluación real del estado estructural de las embarcaciones y que de dichas inspecciones se concluyan en el análisis que lleven a determinar si las embarcaciones requieren de trabajos de reparaciones para volver a ser certificadas o ya no estarían en condiciones de navegar considerando los riesgos que puedan significar la operación de embarcaciones en mal estado para la seguridad, la navegabilidad, el comercio, el medio ambiente y la vida humana.
En la práctica, la logística y los tiempos no permiten a la autoridad de bandera de Paraguay salir a inspeccionar las cerca de 3.000 embarcaciones por lo que la revisión o es «leve» o directamente no se realizan, respaldados en algún informe técnico interno que las armadoras eventualmente podrían presentar.
Que podemos hacer para mejorar los trabajos de inspecciones?
En el mercado local actualmente existe una importante cantidad de profesionales que pueden colaborar con las inspecciones que por las limitaciones propias en recursos humanos de la PGN hoy no lo puede cumplir, pero los trabajos no se pueden dejar de realizar ya que la responsabilidad ante un eventual accidente seria de absoluta y plena responsabilidad de las autoridades por acción u omisión.
Tal vez faltaría la elaboración de una resolución con un marco jurídico apropiado que exija al sometimiento gradual de inspecciones exhaustivas con personales propios de la prefectura o empresas y profesionales tercerizados, que ya en esta época del año permitan a las armadoras saber que sus embarcaciones requerirán de reparaciones en seco para que a fin de año puedan obtener los certificados renovados.
Esto, aparte de tener un registro real del estado de las embarcaciones, brindará fuente de trabajo a astilleros, ingenieros navales, constructores y profesionales técnicos del sector además ayuda a mover la decaída economía con la compra de insumos y contratación de mano de obra que se requerirán para las reparaciones de las embarcaciones.
Por otra parte, las clasificadoras también podrían intervenir en las inspecciones, pero para ello habría que modificar la legislación convirtiéndola en una exigencia para la renovación de certificados, la previa clasificación de embarcaciones, que no condice con la realidad ya que la clasificación de embarcaciones es una garantía de calidad aunque en la práctica hoy es una exigencia comercial para el transporte de productos peligrosos como el petróleo y sus derivados, no así para otras modalidades que se desarrollan en la hidrovía Paraguay-Paraná como el transporte de mineral, piedra, clinker, cereales y sus derivados, fertilizantes, bobinas, contenedores, ganado, madera entre otros.
La autoridad de bandera debe tener la responsabilidad de asegurar que las embarcaciones que cada año son habilitadas, se sometan a una inspección real y profunda bajo criterios técnicos propios que permita elevar la calidad de la flota y por sobre todo, evitar accidentes.