La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) emitió un comunicado alarmante el pasado martes, en el que se confirmó la suspensión anticipada de actividades por parte de casi todas las plantas aceiteras del país. A pesar de haber registrado una producción histórica de soja en la última campaña agrícola, con más de 10,5 millones de toneladas, el sector enfrenta un colapso operativo debido a una falta de competitividad frente a las agroindustrias de países vecinos.
Causas de la crisis
Según el comunicado de la Cappro, la principal razón de la parálisis radica en las desventajas competitivas que sufren las industrias locales frente a otras de la región. Mientras que en países vecinos se otorgan incentivos y beneficios fiscales para el procesamiento de materias primas agrícolas, Paraguay carece de políticas similares que promuevan el agregado de valor dentro del país.
“El procesamiento de materias primas agrícolas es altamente incentivado en otros países sin importar su origen, lo que genera un gran impacto económico positivo en sus economías. Si Paraguay no adopta medidas similares, nuestras industrias continuarán enfrentándose a una desventaja estructural”, expresó la Cappro.
Números que reflejan la crisis
La situación se volvió crítica en noviembre, con los datos del cierre de octubre marcando un mínimo histórico para un año sin problemas en la cosecha. La molienda de soja alcanzó apenas 130.837 toneladas en octubre, representando una caída de más de 140.000 toneladas en comparación con el mismo mes del 2023.
En términos acumulados, el procesamiento de oleaginosas sumó 2.574.361 toneladas en lo que va del año. Sin embargo, se observó una tendencia decreciente desde mayo, cuando se alcanzó un pico de 329.000 toneladas procesadas. Desde entonces, la actividad industrial ha disminuido mes a mes, agravando la situación financiera de las plantas.
Impacto económico y social
La suspensión de actividades podría tener un impacto significativo en la economía y el empleo. El sector de procesamiento de oleaginosas no solo genera miles de empleos directos e indirectos, sino que también aporta valor agregado a las exportaciones nacionales. Con el cierre anticipado de plantas, se corre el riesgo de incrementar la dependencia del país en la exportación de materias primas sin procesar.
Un llamado a la acción
Desde la Cappro instaron al gobierno y a los sectores involucrados a implementar medidas urgentes para mitigar la crisis y garantizar la sostenibilidad de la industria. Las propuestas incluyen incentivos fiscales para la industrialización, programas de financiamiento y políticas de protección frente a las ventajas desleales que ofrecen otros países a sus industrias.
“El país necesita priorizar el desarrollo de su agroindustria como un pilar de crecimiento económico y generación de empleo. La falta de acción pondrá en riesgo el futuro del sector y los beneficios que este aporta al Paraguay”, concluyó la Cappro.
Un sector productivo en la cuerda floja
El anuncio del paro anticipado refleja no solo una crisis coyuntural, sino también un desafío estructural para la industria aceitera de Paraguay. En un contexto de competencia regional feroz, el país debe definir si apuesta por fortalecer su capacidad industrial o si continúa relegado a exportar materias primas sin el valor agregado que podría impulsar su economía.
El tiempo apremia para salvar al sector y proteger a las miles de familias que dependen de él.