El río Paraguay, uno de los principales sistemas hídricos del país y eje central para la logística fluvial y el comercio, atraviesa una de las bajantes más extremas de los últimos 120 años. Este fenómeno ha llevado al Puerto de Asunción a registrar un nivel de -1 metro con 13 centímetros, una cifra alarmante que no se veía en décadas.
Actualmente, el nivel se ha estacionado en ese punto, pero la incertidumbre persiste. La falta de precipitaciones en las cuencas alta y media del río, así como el impacto del cambio climático, están profundizando la crisis hídrica que afecta no solo a Paraguay, sino también a sus vecinos como Argentina y Brasil.
Impacto en la navegación y la economía
El descenso abrupto del nivel del río ha tenido repercusiones inmediatas en la actividad fluvial. Las barcazas que habitualmente transportan granos, combustibles y otros bienes, han reducido su capacidad de carga en un 50%, lo que encarece los costos de exportación y afecta directamente la competitividad del comercio exterior paraguayo.
Además, las empresas navieras han tenido que ajustar sus operaciones, y se prevé un aumento en los precios del transporte fluvial, lo que podría generar un efecto dominó en el costo de los productos importados. La Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (CAPECO) ya ha advertido sobre la posible pérdida de mercados debido a los retrasos y el encarecimiento logístico.
Causas de la bajante extrema
Expertos hidrológicos apuntan a varios factores que están contribuyendo a esta situación crítica. En primer lugar, las escasas lluvias en la cuenca del Pantanal brasileño, una de las fuentes principales del caudal del río Paraguay, han disminuido considerablemente. A esto se suman los ciclos de sequía, que se han intensificado por la influencia del fenómeno de La Niña en los últimos dos años.
El cambio climático ha exacerbado estos eventos, alterando los patrones de precipitación y reduciendo los periodos de llenado natural del río. Las represas ubicadas aguas arriba, principalmente en Brasil, también juegan un papel, ya que regulan los caudales de los afluentes, afectando el flujo de agua que llega a la cuenca paraguaya.
Medidas y llamados de urgencia
Ante este panorama, las autoridades han reforzado los llamados a un uso racional y responsable del agua, además de pedir colaboración regional para mitigar los efectos de la bajante. La Prefectura General Naval ha emitido directrices para que las embarcaciones ajusten su calado y se tomen precauciones adicionales para evitar accidentes durante la navegación.
En tanto, el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES) instó a acelerar la implementación de políticas hídricas que incluyan la reforestación de áreas clave y un monitoreo constante de los niveles del río. Sin embargo, a corto plazo, la situación parece compleja, con pronósticos meteorológicos que no auguran lluvias suficientes para revertir la tendencia.
Una crisis que afecta a todos
La bajante del río Paraguay no solo impacta en el ámbito económico y logístico, sino que también pone en riesgo la disponibilidad de agua potable para la población. Varias ciudades dependen directamente del río para su abastecimiento, lo que suma una preocupación adicional en un contexto de cambio climático y escasez hídrica.
La comunidad científica y las organizaciones ambientalistas insisten en que estos eventos extremos serán cada vez más frecuentes si no se adoptan medidas serias y sostenibles para proteger los recursos hídricos.