Raúl Podetti acaba de publicar “L’ Affaire Argentine”, una novela que encierra el caso de corrupción naval militar más importante de la historia argentina. Las próximas compras: submarinos y el nuevo buque para el INIDEP. “Es el instituto de depredación de fondos públicos”, lo define.
Luego de trabajar durante muchos años en el sector naval, construyendo barcos junto a su padre, y siendo un alto directivo de Astillero Río Santiago entre 2007 y 2012, Raúl Podetti pasó a ser un consultor independiente.
Un “nadie”, así lo calificaron a los gritos miembros de la Armada en una reunión donde se definía la contratación de las patrulleras oceánicas en el astillero estatal francés DCNS Naval Group y él acababa de entregar un informe lapidario sobre sus prestaciones y costos.
“Quise salir de la zona de confort, de ser un analista del sector, de escribir documentos, saltar hacia otra pantalla. Al contar mi historia quise inspirar a otros a que hagan lo mismo, se animen a hablar para develar los mecanismos de corrupción”, pide el autor.
La historia de las patrulleras, el caso de corrupción naval militar más escandaloso de la historia argentina, terminó en una novela que Podetti presentó semanas atrás. “L´Affaire Argentine”. “Lo más importante de este libro es que hubiese deseado no tener que escribirlo”, resume el autor en una charla con REVISTA PUERTO en que repasará el caso de las patrulleras y también analiza la adquisición de los barcos del INIDEP.
“Le llamo el Instituto de depredación. Depredan los recursos públicos haciendo barcos en el extranjero que bien podríamos hacer en las gradas nacionales”, dice el ingeniero naval que prepara un material exclusivo con datos que vincularían a un ingeniero argentino contratado por el INIDEP que, a su vez, estaría ligado al astillero vigués donde se construyeron los últimos dos buques.
“Lo de Montevideo fue un bochorno. En el INIDEP actúan como agentes de Armón y lo más gracioso es que siempre dijeron que en la industria naval argentina no podíamos hacer barcos científicos cuando el “Aldebarán”, el barco que evalúan reemplazar los uruguayos, es un barco que se construyó en los 80 en SANYM, el astillero de mi padre”, destaca Podetti.
Más allá del hecho de corrupción, en que Argentina terminó pagando 400 millones de dólares por cuatro patrulleras que el astillero francés había intentado colocar sin éxito en un montón de países, Podetti también se enfoca en el impacto que el hecho tuvo en el desarrollo de la industria naval nacional.
“La política industrial no solo desperdició recursos económicos sino sobre todo desperdicio una oportunidad gigantesca de desarrollo de 400 millones de dólares, para construir sus barcos en sus gradas nacionales”, dice Podetti quien calculó que el “L’Affaire Argentine” provocó que no se generaran 3 mil empleos en el sector, que el país quedara sin recaudar 40 millones de dólares y que se desperdiciaran 240 millones de dólares por la importación.
En 1994 la propia Armada había pedido a SANYM que proyectara un prototipo para reemplazar a su flota de servicios generales. Más de dos décadas después, la Armada decide la importación desde Francia.
“Lo que hizo Argentina no lo hace nadie; todos los países construyen sus barcos para la defensa. Perú, Chile, Ecuador, Colombia, Brasil, Venezuela, México, menos nosotros… cuando tenemos una industria naval desarrollada”, lamentó.
Podetti elaboró un informe para el entonces presidente Macri antes que se decidiera ordenar las patrulleras en el astillero estatal francés, cuyos antecedentes tampoco ayudaban a despejar las dudas: es el que arrastra los mayores casos de corrupción naval militar en el mundo por mil millones de dólares en sobornos.
“En un momento Macri estuvo convencido de que era lo mejor construirlas en el país, pero almirantes y oficiales de la Dirección Naval de la Armada insistieron en que se haga con los franceses, el peor de todos y con un diseño que había sido rechazado por todas las armadas del mundo, incluso ni la Armada francesa quería esos barcos”, recuerda Podetti.
El autor confiesa que se volcó por un formato distinto “para poder asimilar el dolor que significa esta realidad que nos sumerge en el subdesarrollo permanente, también para hacerlo más entretenido y fácil de digerir a los lectores. Todo lo que se dice es cierto, está investigado y documentado”, afirma.
Podetti sigue trabajando e investigando un comportamiento de la clase política y miembros de la Armada que no cambia pese a los cambios de gestión. Por un lado la negociación avanzada con el BID para un nuevo crédito cercano a los 100 millones de dólares para la construcción de un nuevo buque de investigación para el INIDEP y por otro la compra de submarinos.
“Hoy el Gobierno confirma que con el mismo astillero francés está en negociaciones avanzadas, casi cerradas, para la compra de cuatro submarinos por 3 mil millones de dólares. En el país donde la mitad de los argentinos son pobres… hay que gritar todas estas cosas”.
El ingeniero naval asegura que las investigaciones y revelaciones a las que accede no solo se vuelcan en documentos, columnas de opinión y libros, sino que también colabora con la Oficina de Anticorrupción.
“Lo de las patrulleras es como la punta del iceberg, lo más evidente y escandaloso. Pero está el fraude de los dos barcos que compro el INIDEP. Y están las lanchas patrulleras que se compraron en 2017; los remolcadores de ENARSA, las lanchas de Prefectura en Israel es otro escándalo por el precio que se pagó. Justamente son los equipos que podría hacer la industria naval argentina. Todos estos casos no tienen un arraigo en la comunidad como para que los políticos dejen de lado todos estos negociados. Estamos por comprar un nuevo guardacostas para Prefectura y la sensación siempre es a ver por dónde hacen el negociado”.
Podetti lleva un registro del movimiento de las cuatro patrulleras que tienen como asiento la Base Naval del Mar del Plata y su tiempo en alta mar, controlando la actividad sobre la milla 200 y es infinitamente menor en relación al tiempo que lucen amarradas en el muelle de la Base.
“El trabajo del patrullaje es imprescindible, la depredación que vivimos de nuestros recursos pesqueros hace cuarenta años es solo comparable con la depredación de la Nación que hacen nuestros malos funcionarios civiles y militares, robando el trabajo de los argentinos y los recursos a través de los sobreprecios. En un caso son peces y en el otro el futuro de los argentinos y nuestros recursos económicos”, sentenció el especialista.