La falta de lluvia en todo el planeta impacta sobre las cosechas y la producción de energía en un contexto de hiperinflación y guerra
LONDRES A mediados de 1540, el centro de Europa se vio afectado por una sequía tan extrema que en algunas poblaciones el agua costaba más que el vino . Los pescados murieron en los lagos, el sol quedó oscurecido por el humo de los incendios forestales y el Rin, ahora una imprescindible arteria comercial de Alemania, y también fuente de vida, quedó reducido a poco más que un riachuelo poco profundo.