El pasado 11 de diciembre de 2020, la Marina de Brasil (MB) desplegó el submarino Humaitá (S-41), en el Complejo Naval de Ilha da Madeira, en Itaguaí, Río de Janeiro. Al evento asistieron el presidente de Brasil Jair Bolsonaro , el ministro de Defensa Fernando Azevedo e Silva, y el Almirante Ilques Barbosa Júnior, comandante de la MB.
Según la Agência Brasil, los submarinos convencionales, que tienen una capacidad operacional de hasta 80 días en el mar y funcionan con baterías recargables con motor diésel, pueden permanecer sumergidos por hasta cinco días. Las embarcaciones miden 71,6 metros, pesan 1870 toneladas y tienen capacidad para alojar a una tripulación de 35 militares, con un alcance que permite realizar tareas de vigilancia acordes a las dimensiones continentales de Brasil.
Estos submarinos pueden alcanzar los 400 metros de profundidad y su intervención garantizará un mayor control sobre la franja costera conocida como Amazonia Azul, que abarca el 67 por ciento del territorio brasileño. El Contraalmirante de la MB André Martins, gerente de Infraestructura Industrial del Programa de Desarrollo de Submarinos (PROSUB), manifestó a la Agência Brasil la importancia de salvaguardar la franja de la Amazonia Azul. «Es por donde pasa la mayor parte del comercio marítimo nacional y donde están los principales yacimientos petrolíferos del país», expresó.
Durante la ceremonia también se llevó a cabo la integración del submarino Tonelero y la demostración de la etapa de construcción y prueba de los cinco submarinos previstos en el PROSUB. El programa prevé un total de cuatro submarinos convencionales y uno con propulsión nuclear, cuya construcción se estima que comenzará en 2022.
Submarino Humaitá.
Lo llamativo es que la nave lleva un nombre en guaraní y tiene que ver con la Campaña de Humaitá o Campaña del Cuadrilátero (1866–1868), fue la tercera fase, la más larga y sangrienta de la Guerra de la Triple Alianza. Duró desde el 16 de abril de 1866 hasta el 5 de agosto de 1868.
En enero de 1868, los cañones de los buques brasileños habían causado –desde gran distancia– serios daños a las cadenas que cruzaban el río frente a Humaitá. Dos de los botes que las sostenían fueron hundidos, por lo que la cadena quedó en parte sumergida. A principios de febrero, con una gran subida del nivel del río, las cadenas quedaron completamente sumergidas.
Era la oportunidad que la armada brasileña había esperado por casi dos años, a lo que se le sumaba la incorporación de tres monitores, buques pequeños y completamente artillados, ideales para el tipo de maniobras a que obligaba la posición de Humaitá. El 19 de febrero, tras un duro intercambio de artillería algunos buques brasileños pudieron cruzar por delante del fuerte de Humaitá, y tres días más tarde dos de ellos bombardearon brevemente Asunción, ciudad que fue evacuada.
Las fortalezas habían perdido su razón de ser: Curupaytí fue evacuada por sus defensores y López evacuó Humaitá a través del Chaco, estableciéndose en San Fernando, poco al norte del río Tebicuary.