Por Diego Florentin – Paraguay Fluvial & Logística.

En una extensa conversación con el Ing. Juan Borus, referente del Instituto Nacional del Agua (INA) de Argentina y una de las voces técnicas más respetadas en el análisis hidrológico regional, quedó en evidencia una conclusión tan contundente como preocupante: la Cuenca del río Paraguay–Paraná ha entrado en una nueva etapa climática donde los conceptos tradicionales de “normalidad”, “estadística histórica” y “ciclos de retorno” han quedado obsoletos.
Según Borus, los registros de las últimas tres décadas, y especialmente los últimos seis años, muestran que el comportamiento de los ríos ya no responde a la lógica estable y previsible que caracterizó gran parte del siglo XX. La variabilidad climática extrema se ha convertido en la regla, no en la excepción.
Una variabilidad que quebró la idea de “año típico”
Borus explica que si uno observa los registros de niveles en Asunción, Rosario, Concepción del Paraguay o cualquier puerto de la hidrovía, las diferencias entre un año y otro ya son enormes.
No solo se observan fluctuaciones rápidas —ascensos y descensos de días o semanas— sino cambios drásticos en el patrón hidrológico anual.
“Ya casi no existe el concepto de ‘normal’. La estadística histórica pierde valor porque el sistema está cambiando mientras lo analizamos”, sostiene.
Incluso la estacionalidad —aquella lógica que indicaba cuándo se esperaba una crecida o una bajante— está hoy en jaque.
El rol crítico de la región nororiental del Paraguay

Uno de los puntos clave subrayados por Borus es la importancia estratégica de los aportes provenientes de la margen izquierda del río Paraguay, en territorio paraguayo: Jejuí, Ypané, Aquidabán, Lapa y toda la cuenca media nororiental. Allí se determina buena parte del comportamiento del río Paraguay desde Bahía Negra hacia el sur.
Sin embargo, esta región presenta actualmente suelos extremadamente variables, secos y sin lluvias significativas, lo que explica por qué el río Paraguay registra niveles tan bajos, similares a los peores momentos del periodo 2019–2024, aunque sin llegar aún a los récords negativos.
¿Es un ciclo? ¿O es un cambio estructural?
El análisis del INA sugiere que no estamos ante un ciclo natural como los conocidos históricamente, sino ante una transformación más profunda del régimen hidrológico.
El propio Borus reconoce que, tras la histórica bajante de 2019 —la más larga en 120 años— y las prolongadas aguas bajas de los años siguientes, la comunidad científica sigue intentando comprender plenamente el fenómeno: “Todo indica que no se trata de un ciclo. Hay algo que ha cambiado en la circulación general y estamos observando una mayor probabilidad de situaciones persistentes de aguas bajas que de aguas altas.”
El Ing. Marcelo Cardinali, de la EBY, ya había advertido esta tendencia: señales hidrológicas claras muestran una inclinación descendente en el comportamiento de los ríos, lo que complica la planificación para navegación, energía y logística.
El límite de la previsibilidad climática
Uno de los mensajes más fuertes de Borus es la incertidumbre.
Aunque las tendencias actuales sugieren una Niña débil que pasará pronto a condiciones neutrales, el impacto real en la región dependerá de forzantes sinópticos, es decir, fenómenos regionales de difícil anticipación.
El caso de abril de 2024 lo demuestra: un evento aislado de lluvias intensas en la cuenca nororiental hizo saltar repentinamente los niveles del Paraguay, desbaratando cualquier previsión estacional.
“La variabilidad climática es la verdadera manifestación del cambio climático en nuestra región. No hay dos años iguales, y dentro del mismo año todo puede cambiar rápidamente.”
Para la navegación fluvial: operar en escenarios, no en certezas
De cara a los próximos 60 a 90 días, el panorama no es alentador para la navegación de gran porte: bajos niveles persistentes, poca probabilidad de repuntes significativos, aportes reducidos desde la cuenca sensible, y un Paraná que ayuda a atenuar la baja pero no a revertirla.
Ante ello, Borus recomienda trabajar con escenarios posibles —positivo, negativo y neutral— y abandonar la idea de que existe una previsión lineal confiable.
Medir, medir y volver a medir: la clave técnica del futuro
Para mejorar la capacidad de análisis y modelación, Borus remarca la necesidad urgente de mediciones más frecuentes y precisas de humedad de suelos en zonas críticas, particularmente en la cuenca media del Paraguay.
Sin datos sólidos sobre humedad —el parámetro que determina cuánta lluvia se convierte en escorrentía real— la modelación hidrológica enfrenta límites severos.
La Hidrovía enfrenta un futuro sin patrones claros
La entrevista con el Ing. Juan Borus deja un mensaje contundente para armadores, operadores portuarios, navieras, gestores de infraestructura y autoridades: La “normalidad” hidrológica ya no existe.
No estamos ante un ciclo tradicional, sino ante un cambio estructural.
La previsibilidad es limitada y los escenarios deben reemplazar a las certezas.
La navegación fluvial deberá adaptarse a una mayor frecuencia de aguas bajas persistentes.
El río Paraguay y el Paraná ya no se comportan como antes; comprender esta nueva realidad será clave para planificar la logística, la infraestructura y la navegación del futuro.








