Todo el sector pesquero europeo ha reaccionado con indignación ante las imágenes vertidas por la televisión de Indonesia, en el que se ven a unos marineros muertos de ese país como son lanzados por la borda desde un barco chino. Los cuatro tripulantes, recientemente fallecidos, trabajan en barcos palangreros chinos. El caso es que es difícil entender cómo no se cuenta con una dimensión real del número de barcos chinos que circulan por los caladeros de pesca y las condiciones laborales en las que trabajan. Algunas fuentes hablan que 16.000 barcos chinos están fuera de control de las Organizaciones Regionales de Pesca.
El Gobierno de Indonesia ha presentado sus reclamaciones ante las Organizaciones Regionales de Pesca (ORP) que gestionan las pesquerías de atún tropical en el Pacífico y dentro de las cuales se encontraban inscritos oficialmente los barcos palangreros de pabellón chino que fueron acusados de trato vejatorio a sus tripulantes en las últimas semanas. El Gobierno de Indonesia ha abierto una investigación criminal sobre los hechos.
Los hechos denunciados, acaecidos en el buque chino Long Xing 629, han provocado la intervención del gobierno de Indonesia, país de origen de los marineros, que además de abrir una investigación criminal a la empresa propietaria (Dalian Ocean Fishing), y que opera 32 atuneros más, ha solicitado explicaciones a las autoridades chinas que, a su vez, han anunciado su colaboración en la investigación abierta.
El Gobierno indonesio, que ya ha iniciado la repatriación de sus compatriotas desembarcados, ha identificado los dos buques palangreros chinos involucrados en los incidentes, ambos inscritos en las dos organizaciones que gestión el estado biológico del atún y ha sacado a la luz las condiciones laborales a bordo, además de los entierros realizados en el mar, a pesar de que el contrato con los tripulantes especificaba que en caso de deceso los restos serían cremados para entregar las cenizas a sus familiares.
Así, la investigación revela jornadas de trabajo continuadas de 30 horas con seis horas de descanso, durante 13 meses a bordo y una paga final de 150 dólares. Los tripulantes indonesios a bordo de los barcos chinos sólo podían beber agua de mar filtrada, mientras que a los demás tripulantes se les proporcionaba agua mineral embotellada. Asimismo, los armadores chinos incumplieron la cláusula del contrato que estipulaba un seguro de vida de 150.000 dólares en caso de fallecimiento.
La investigación del Gobierno indonesio, que ya ha iniciado la repatriación de sus compatriotas desembarcados, ya ha identificado los dos buques palangreros chinos involucrados en los incidentes, ambos inscritos en las dos organizaciones de pesca , y ha sacado a la luz las condiciones laborales a bordo, además de los entierros realizados en el mar, a pesar de que el contrato con los tripulantes especificaba que en caso de deceso los restos serían cremados para entregar las cenizas a sus familiares.
Así, la investigación revela jornadas de trabajo continuadas de 30 horas con seis horas de descanso, durante 13 meses a bordo y una paga final de 150 dólares. Los tripulantes indonesios a bordo de los barcos chinos sólo podían beber agua de mar filtrada, mientras que a los demás tripulantes se les proporcionaba agua mineral embotellada. Asimismo, los armadores chinos incumplieron la cláusula del contrato que estipulaba un seguro de vida de 150.000 dólares en caso de fallecimiento.
En un escrito dirigido a las oranizaciones , el Gobierno indonesio exige a estas organizaciones adoptar medidas urgentes para hacer frente al abuso laboral mediante la aplicación de las leyes y políticas internacionales en vigor, y reclama iniciar investigaciones exhaustivas e independientes sobre la existencia del trabajo forzoso a bordo de buques de pesca. Igualmente, en el escrito se solicita mejorar el intercambio de información entre los miembros de estas organizaciones para asegurar mejores respuestas en casos similares, así como concienciar a la opinión pública, medios de comunicación y consumidores sobre estas prácticas.
Por último, Indonesia solicita una mayor presencia de las organizaciones que representan a los trabajadores de la pesca en el seno de las ORP y mejorar la cooperación y la coordinación entre los miembros de las distintas organizaciones regionales de ordenación pesquera.
Según Javier Garat, secretario general de la mayor organización empresarial de armadores, Cepesca, «el sector pesquero español y en particular nuestra flota atunera está muy indignada por estos hechos y reclama desde hace mucho tiempo abordar mecanismos para denunciar y luchar contra esta lacra dentro del sector pesquero y apoyamos sin fisuras las peticiones realizadas por Indonesia en el seno de estos organismos, si bien, creemos que Indonesia debe hacer esta reclamación ante la OIT y la OMI».
Para Garat «es inadmisible que flotas que practican la esclavitud y el maltrato se codeen en una misma mesa dentro de estas ORP con otras, como la española, que además de cumplir escrupulosamente la legalidad vigente, trabajan para promover la sostenibilidad social y laboral de los tripulantes. Creo –termina diciendo Garat–, que algo puede estar empezando a moverse en el entorno pesquero mundial para acabar, de una vez por todas, con estas situaciones inauditas y despreciables y nosotros queremos participar activamente en ese movimiento».
La indignación es mayúscula en la pescas porque las importaciones chinas representaban el 5% en 2012 y han pasado al 53% en 2019. con más de 79.500 toneladas de atún procedente de estas flotas el año pasado para consumo interno de los ciudadanos europeos.
Fuente: PescaChubut