Paraguay define este domingo su futuro político que regirá legal y democráticamente durante los próximos 5 años.
El presidente que elija un electorado de 4.782.940 votantes permanecerá en el gobierno hasta 2028 aunque así sea que gane por un solo voto.
La Constitución Nacional del año 1992 no contempla el ballotage por lo que definitivamente hoy es el único momento y la única oportunidad que con el voto legítimo se pueda elegir al próximo Presidente de la República del Paraguay y sus autoridades.
Santiago Peña, el candidato del Partido Colorado, intentará mantener la hegemonía de casi siete décadas, solo interrumpidas por el mandato del exobispo Fernando Lugo en el 2008, cuando ganó y cuatro años después, fue destituido por un golpe del Congreso.
Efraín Alegre, un abogado que fue ministro de Lugo, encabeza la Concertación –una alianza de catorce partidos– y según varias encuestas, es el dirigente que podría terminar por segunda vez con la seguidilla de victorias de la Asociación Nacional Republicana (ANR), el nombre formal del oficialismo. La campaña electoral ha sido en general tranquila y respetuosa, más allá de las diatribas del tercer aspirante en discordia a la jefatura del Estado, Paraguayo Payo Cubas, una mixtura de Bolsonaro y Milei con impronta guaraní y con un marcado discurso populista que apunta a la dictadura.
El resultado de la votación se dirime en una única vuelta.
El voto es formalmente obligatorio, aunque en la práctica no existen sanciones.
El sistema de votación será electrónico por primera vez.
El padrón electoral en 2023 es de 4,78 millones de personas. En esta elección están habilitados para votar 541.433 electores más que en 2018, lo que representa un crecimiento del padrón del 12,8 %.
La participación electoral promedio para las últimas 5 elecciones presidenciales (1998-2018) fue del 68 % y el de la suma del voto blanco y nulo 4 % de los votos.
Sin embargo, este valor está muy sesgado al alza por la participación del año 1998, que fue del 80 %.
El promedio de las últimas 4 elecciones es de 64 %. La participación en la última elección (2018) fue de 61 % Si bien hay 13 fórmulas para disputar la Presidencia, los principales contendientes son tres: Santiago Peña (Partido Colorado-ANR), Efraín Alegre (Concertación para un Nuevo Paraguay) y Payo Cubas (Partido Cruzada Nacional).
Finalmente, las candidatura de Acevedo (excanciller colorado) y del exarquero José Luis Félix Chilavert quedaron en un rol casi testimonial.
Santiago Peña fue ministro de Hacienda durante el mandato de Horacio Cartes y es considerado, a todos los efectos, el candidato del “cartismo”, es decir, un ala muy enfrentada a la facción histórica colorada. Esto podría ser un hándicap electoral importante.
Efraín Alegre, presidente del Partido Liberal y representante de la Concertación, una alianza de 14 partidos y más de 100 organizaciones sociales opositoras al oficialismo cuyo elemento aglutinante es poner fin a la ‘mafia’ y al monopolio político-electoral de los colorados en el Paraguay.
Esta es la tercera oportunidad en que Alegre se presenta como candidato presidencial: las anteriores veces se ubicó en la segunda posición, con 37,11 % (2013) y 43,04 % (2018).
Payo Cubas representa a la nueva ultraderecha. Una suerte de ‘Bolsonaro-Trump’ en el Paraguay. Con estilo muy agresivo.
En estas elecciones también se elegirá a 17 gobernadores en todos los departamentos, 45 senadores y 80 diputados. En las dos cámaras, el coloradismo tiene mayoría y aunque perdiera la lucha para ocupar el Palacio López, podría condicionar lo que hiciera en el futuro un presidente de la oposición.
Esta es la tercera oportunidad en que Alegre se presenta como candidato presidencial: las anteriores veces se ubicó en la segunda posición, con 37,11 % (2013) y 43,04 % (2018).
Payo Cubas representa a la nueva ultraderecha. Una suerte de ‘Bolsonaro-Trump’ en el Paraguay. Con estilo muy agresivo.
La evolución del voto en las últimas elecciones
El voto de los colorados (ANR) según el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica.
En 1998, ANR ganó las elecciones con 887 mil votos, alcanzando el 53,7 % del total.
En 2003, si bien ganó la elección, obtuvo 300.000 votos menos. En esta elección hubo dos candidaturas fuertes que le restaron votos a los partidos principales (Pedro Fadul por Patria Querida y Guillermo Sánchez por UNACE; entre ambos sumaron cerca de 600.000 votos).
En 2008, con casi la misma cantidad de votos que en 2003, pierde la elección contra la Alianza Patriótica para el Cambio (Fernando Lugo). Aquí UNACE, con la candidatura de Lino Oviedo –quien se había separado del Partido Colorado después de alegar fraude en las elecciones internas– obtuvo casi 390.000 votos.
En 2013 y 2018, ANR aumentó fuertemente su caudal electoral. Esto obedeció a dos razones: 1) concurrieron sin divisiones, con una única candidatura y 2) se produjo un gran crecimiento del padrón electoral (del 2003 al 2008 por encima del 20 %).
El voto de los liberales (PLRA) junto a alianzas opositoras.
En 1998, esta segunda fuerza electoral concentró casi la totalidad de los votos afirmativos de la oposición, alcanzando el 42,6 % del total.
Para 2003, en un escenario de gran fragmentación electoral, el PLRA obtuvo 300 mil votos menos. En esta elección hubo dos candidaturas fuertes que le restaron votos (Pedro Fadul, por Patria Querida y Guillermo Sánchez, por UNACE. Entre ambos sumaron cerca de 600.000 votos).
Para 2008, con 66 mil votos más que los obtenidos por Domingo Laíno en 1998, la Alianza Patriótica para el Cambio –liderada por Fernando Lugo– ganó las elecciones presidenciales. En esta ocasión, el PLRA fue parte de esta alianza.
En 2013, si bien aumentó el caudal de votos, la votación del PLRA en porcentaje fue de 36,9 % de los votos, quedando 9 puntos por debajo de la ANR.
En 2018 la alianza GANAR (conformada por PRLA y Frente Guasú) alcanzó su máxima votación alcanzando el 42,7 % de los votos. La Alianza obtuvo 221.000 votos más que el PLRA en 2013.
Esto representa un crecimiento significativamente superior al de ANR (que entre esas dos elecciones aumentó su caudal en 102.000 votos).