jueves, diciembre 18, 2025
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“El shipping y los puertos están confrontados por una incertidumbre que no habíamos visto en décadas”

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Entrevista a Jan Hoffmann, Global Lead de Maritime Transport & Ports del Banco Mundial

En un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, disrupciones logísticas, eventos climáticos extremos y una transición energética que redefine los cimientos de la economía mundial, el transporte marítimo atraviesa uno de los periodos más inciertos de las últimas décadas. Las cadenas de suministro ya no operan bajo patrones estables y la industria portuaria se enfrenta a ciclos de volatilidad que exigen nuevas capacidades de adaptación.

En este contexto, Jan Hoffmann, reconocido experto internacional y actual Global Lead de Maritime Transport & Ports del Banco Mundial, analiza en profundidad los desafíos que moldearán el futuro del shipping y de los puertos en la próxima década. Con una trayectoria de 30 años en la OMI, CEPAL y UNCTAD, Hoffman se integró al Banco Mundial en 2025, desde donde impulsa proyectos de infraestructura, eficiencia y transición energética en todos los continentes.

A continuación, una síntesis ampliada de sus reflexiones para Mascontainer.

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Un rol estratégico en el Banco Mundial

Tras tres décadas en las Naciones Unidas, Hoffmann se integró al Banco Mundial formando parte de la llamada “Unidad Global”, un equipo dedicado a fortalecer proyectos marítimos y portuarios en los países clientes de la institución.

Su labor combina análisis técnico, desarrollo de indicadores, asistencia a oficinas regionales y revisión de grandes proyectos de inversión. En 2025 contribuyó a iniciativas tan diversas como:

conectividad marítima en el Caribe,

expansión y modernización portuaria en Bangladesh y Sri Lanka,

evaluación del potencial de un puerto pivote en Túnez,

transición energética en Asia,

y programas de eficiencia operacional en puertos africanos.

Además, lidera la producción de conocimiento global, entre ellos el Port Reform Toolkit, el Container Port Performance Index (CPPI) y el informe de Eficiencia Energética en el Transporte Marítimo.

CPPI 2020-2024: un espejo de la crisis y recuperación logística mundial

El Container Port Performance Index —desarrollado por el Banco Mundial junto a S&P Global— se ha convertido en un referente global para medir la eficiencia operativa portuaria a partir del tiempo que los buques pasan en puerto.

Hoffmann explica que el periodo 2020-2024 refleja con claridad la evolución de las disrupciones logísticas:

2021-2022: impacto máximo del Covid-19, congestión en Norteamérica y Europa y tarifas de fletes en niveles históricos.

2022: el peor promedio global registrado en el índice.

2023: recuperación y normalización.

2024: nuevas tensiones por la crisis del Mar Rojo y restricciones en el Canal de Panamá, aunque con efectos menos severos que los vividos durante la pandemia.

Uno de los aportes más destacados del CPPI es su metodología: combina datos AIS con información operativa entregada por los principales armadores del mundo, permitiendo comparar “manzanas con naranjas”, es decir, puertos grandes y pequeños bajo la misma lógica estadística.

Puertos como Dakar, Jawaharlal Nehru, Mersin, Port Said y Posorja han demostrado que las mejoras sostenidas requieren una combinación de infraestructura, digitalización, reformas operativas y alianzas público-privadas.

Eficiencia energética: el “billete de 20 dólares” que nadie recoge

Uno de los mensajes más contundentes de Hoffmann apunta a la eficiencia energética, tema del más reciente informe global del Banco Mundial.

El estudio concluye que el shipping podría reducir hasta un 40% sus emisiones, y que la mitad de ese potencial no requiere inversiones adicionales, sino la aplicación de medidas ya disponibles y de bajo costo.

Entre las oportunidades más relevantes menciona:

optimización de velocidad, especialmente efectiva en portacontenedores;

tecnologías de propulsión asistida por viento, con alto potencial para graneleros;

mejoras operacionales que reducen consumos y emisiones sin inversiones mayores.

Pero pese a ser una oportunidad evidente, la adopción es baja debido a barreras persistentes: falta de datos confiables, poca disponibilidad de financiamiento y, sobre todo, los “split incentives”, donde quien invierte no siempre es quien se beneficia del ahorro que genera la mejora.

Una de las medidas con mayor impacto, según Hoffmann, es la Port Call Optimization, capaz de reducir tiempos de espera, ahorrar combustible, disminuir emisiones y mejorar el desempeño portuario sin grandes inversiones. “Es un auténtico triple win”, afirma.

Un futuro marcado por más riesgo, menos inversión y mayor necesidad de resiliencia

Hoffmann organiza su visión de futuro en tres grandes ejes:

1. Una era de volatilidad estructural

Factores como la transición energética, los precios del carbono, las tensiones comerciales, la consolidación entre navieras y terminales y el cambio climático configuran un escenario de alta incertidumbre. A esto se suma la creciente fragmentación del mercado: tecnologías, combustibles y regulaciones generan mercados más pequeños y sensibles a cualquier shock.

2. Menor inversión debido a mayor riesgo

La incertidumbre incrementa el costo del capital. Los inversores exigen retornos más altos y se vuelven más selectivos, lo que reduce la inversión en flota, infraestructura energética y puertos. “Es un círculo vicioso: más riesgo, menos inversión, menos capacidad y más volatilidad”, señala.

3. La resiliencia como estrategia central

Los actores de la cadena logística buscan alternativas: rutas, puertos, proveedores y redundancia operativa. Esto exige:

capacidad ociosa estratégica,

integración y análisis de datos,

coordinación entre todos los eslabones,

y modelos de gobernanza más transparentes y colaborativos.

Los puertos que invierten en digitalización y gestión de información son los que mejor resisten las disrupciones.

Navegar en un mundo más turbulento

Para Hoffmann, el comercio marítimo y la infraestructura portuaria enfrentarán una década desafiante donde la resiliencia será tan crucial como la eficiencia. La transformación tecnológica, las presiones regulatorias, la transición energética y las tensiones geopolíticas exigirán modelos de gobernanza sólidos, inversiones estratégicas y visión de largo plazo.

“El shipping y los puertos ya no operan en aguas tranquilas”, afirma. “La capacidad de adaptarse, colaborar e innovar determinará quiénes podrán navegar con éxito en este nuevo entorno”.

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