Redacción Paraguay Fluvial – 6 de enero de 2025
El Complejo Siderúrgico del Mutún, una de las obras de mayor envergadura en la historia de Bolivia, avanza hacia su culminación con la promesa de revolucionar la industria siderúrgica del país. Jorge Alvarado, presidente de la Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), asegura que el proyecto alcanzó un 95% de avance, con seis de las siete plantas ya concluidas. Sin embargo, el diseño inicial y los retos en su implementación ponen en entredicho la posibilidad de que el país aproveche plenamente el auge global del mineral de hierro.
Un proyecto para el mercado interno
Alvarado ha dejado en claro que el proyecto del Mutún, en esta primera fase, no está diseñado para exportar, sino para sustituir la importación de acero en Bolivia. Aunque el complejo tiene un enorme potencial debido a las vastas reservas de mineral de hierro del yacimiento, la producción inicial de 200 mil toneladas anuales estará destinada únicamente a abastecer el mercado interno, especialmente en forma de barras corrugadas y alambrón.
Este enfoque, si bien contribuye a un ahorro estimado de 200 millones de dólares al año en divisas, limita significativamente la capacidad del país de convertirse en un actor relevante en la exportación de acero en un mercado global altamente competitivo.
Avances y desafíos
El Complejo Siderúrgico del Mutún está compuesto por siete plantas clave. Hasta la fecha, las pruebas en vacío y con carga avanzan en cuatro de ellas (concentración, peletización, acería y laminación), mientras que la Planta de Reducción Directa del Hierro (DRI), pieza central del proceso, aún está en construcción y se espera que esté lista en febrero de este año.
Durante 2024, diversos contratiempos, como problemas sociales, incendios y complicaciones logísticas, impidieron cumplir con las fechas de inauguración previstas. A pesar de ello, Alvarado destacó que las pruebas han continuado con normalidad, aunque la producción comercial todavía no ha comenzado.
Una visión limitada en tiempos de auge
El enfoque exclusivamente local del Mutún se da en un contexto internacional donde China, el mayor consumidor mundial de mineral de hierro, proyecta un récord en sus importaciones, impulsando la demanda global del recurso. Países como Australia y Brasil han fortalecido su capacidad exportadora, mientras que Bolivia, con un yacimiento de clase mundial, sigue restringida a satisfacer únicamente su demanda interna.
Expertos señalan que la falta de visión exportadora podría ser una oportunidad perdida para Bolivia, especialmente en un momento en que los precios del mineral de hierro se estabilizan tras varios años de volatilidad.
El rol estratégico de Puerto Busch
En paralelo, la ESM planea fortalecer la terminal de carga de Puerto Busch, clave para la comercialización del mineral de hierro en mercados externos. Sin embargo, mientras la producción del complejo no escale a niveles comerciales significativos, este potencial logístico seguirá subutilizado.
Con la conclusión del complejo prevista para marzo de este año, la ESM tiene objetivos claros para 2025: incrementar la producción de mineral de hierro, consolidar la operación del Mutún y sustituir definitivamente las importaciones de acero. Sin embargo, analistas consideran que Bolivia debería rediseñar su estrategia para incluir la exportación en su modelo de negocio, aprovechando el auge global del acero y la creciente demanda internacional.
El Mutún, con su inmenso potencial, podría ser mucho más que un proyecto para el mercado interno. Si el país logra superar las barreras actuales, podría posicionarse como un jugador relevante en la industria siderúrgica global. Por ahora, el sueño de exportar acero boliviano sigue siendo eso: un sueño pendiente.