El pasado viernes, Infobae.com informó sobre la realización del primer paro de 48 horas durante la actual gestión de gobierno, impulsado por un grupo de gremios del transporte marítimo y fluvial. Al finalizar la medida, uno de los principales referentes del sector armatorial expuso la versión empresaria sobre los alcances y efectos de la medida de fuerza.
«Durante 48 horas las flotas de ultramar y fluvial estuvieron totalmente paralizadas. Como así también las prestaciones portuarias auxiliares (remolque). El conflicto afectó el comercio exterior del país como así también el abastecimiento de combustibles y mercaderías entre puertos argentinos. Esto incluye también a las naves que prestan servicios en puertos patagónicos.
Consultado por Infobae sobre la predisposición del gobierno nacional durante las negociaciones, Sylvester respondió que «Todas las negociaciones fueron llevadas a cabo con la colaboración de autoridades de los ministerios de Trabajo y Transporte, pero a pesar de la cantidad de reuniones celebradas y de la existencia de una conciliación obligatoria de por medio, no hubo posibilidad de acercar a las partes».
El empresariado naviero nacional sostiene que además del régimen de francos, las tripulaciones de los buques en bandera nacional exceden en número la de buques similares bajo otros pabellones; asimismo sostienen que tareas que en otras marinas mercantes están incluidas en el salario del marino, en el pabellón argentino deben ser pagadas como actividades extras.
Este sistema ha ocasionado que la flota nacional sucumbiera; la competencia extranjera nos borró de los mares del mundo y hasta las flotas paraguaya y boliviana se adueñaron de la Hidrovía Paraná Paraguay por ser por lejos mucho más competitivas, ya que los menores costos operativos les brindan la posibilidad de ofrecer tarifas de fletes más bajas a igualdad de trayecto que un barco argentino» afirma Sylvester.
Otros referentes del sector indican que en este momento existe una fuerte presión de cargadores y autoridades nacionales para bajar drásticamente los costos de los fletes navieros, teniendo la firme convicción que si esto no se consigue, terminaran siendo beneficiados operadores extranjeros en desmedro de las flotas nacionales.
Remarcan los empresarios que la única salida posible a esta crisis pasa por «barajar y dar de nuevo», reconsiderar todas las escalas salariales, las condiciones laborales, el régimen impositivo y todos los demás factores que distorsionan la actividad respecto a los estándares internacionales. Caso contrario la marina mercante nacional será un triste recuerdo.